¿Cuál es el mejor momento para cambiar y pasar a la acción?
Publicado el 05-06-2018“Mañana lo haré”. ¿Cuántas veces hemos repetido esta frase y hemos pospuesto eso que teníamos pendiente? Si de verdad quieres algo, lo único que tienes que hacer es proponértelo, depende de ti y no de las circunstancias externas.
De esto nos hablará hoy Ana Claudia, autora del blog Y Si de Repente, donde nos explicará las tres claves que le funcionaron para dar el paso y hacer lo que le realmente le apasionaba. ¡Os dejo con Ana!
Seguramente quieres iniciar un negocio, empezar a invertir en esas acciones tan suculentas, o simplemente, llegar tres veces por semana al gimnasio. Cualquier otra cosa.
Pero siempre te topas con tu misma versión, aquella cuando tu voz interna te interpela, “¿cuándo comenzamos?” Tú siempre respondes: “¡Mañana!” Nunca es el mejor momento porque, bueno, ya sabes, a esta edad, con esta crisis del mercado, sin tiempo en la agenda…
Lo más apropiado será esperar a tener más dinero, más formación, más experiencia… ¿Te suena? Procrastinación al poder. Deja para más adelante lo que puedes hacer hoy.
Y te entiendo al cien por cien. Antes de empezar mi proyecto todo eran excusas. He tenido que esperar 40 años -¡cuatro décadas!- hasta por fin abrir un canal de YouTube y poder hacer lo que quiero con mi vida.
Y hasta ese día, muchas veces me había preguntado, ¿es este el mejor momento para cambiar? Aunque quizás hubiera sido más correcto pensar, ¿existe acaso el momento ideal para cambiar? Y mi respuesta rotunda hubiera sido “no.” Es NO.
Triunfar contra todo pronóstico
He visto proyectos salir adelante contra todo pronóstico, en medio de crisis económicas profundas, o con muy pocos recursos, o en sectores teóricamente poco rentables, y hasta con ideas absurdas.
¿Dirías que un ciego, en un mundo tan competitivo, podría ser capaz de llegar a la cima mundial de la música?
Fíjate en Stevie Wonder y sus más de cien millones de discos vendidos. Increíble. Otro caso que me fascina es el de la estadounidense Mel Robbins, con la sencilla estrategia de contar desde cinco hasta cero (y así evitar la procrastinación), se ha convertido en una empresaria de referencia, con millones de visitas en sus vídeos y un libro con miles de ventas.
Las circunstancias externas no son tan determinantes para que un proyecto tenga éxito: lo principal eres tú.
¿Eres de los escépticos que piensa que cuando flaquea la economía del país no hay nada que hacer?
Tienes razón, yo también lo soy un poco. Pero leí miles de casos de proyectos exitosos en tiempos de crisis y me convencí. Un ejemplo es el de los gimnasios low-cost que llegaron a España entre los años 2008 y 2009, pues para el 2015 ya eran más de 200 centros. Me lo cuentan y no me lo creo.
Por eso me he dado cuenta de que las circunstancias externas no son tan determinantes para que un proyecto tenga éxito o no. Y que lo principal está mucho más cerca, eres tú.
¿Qué necesito para cambiar? Mis tres claves
¿Hasta cuándo tengo que esperar para dar el salto? No hay más tiempo que perder. Y no lo digo en plan ansioso (“¡vamos a por todas!”o “¡nadie nos podrá parar!”), me refiero en realidad a que si quieres hacer algo, abrir una nueva puerta y tirarte de cabeza en algún proyecto, lo único que tienes que hacer es proponértelo. (¡Ojalá yo lo hubiera hecho antes!).
En mi caso, antes de empezar a movilizar toda la energía que requiere hacer un cambio, tuve en cuenta estas tres variables. ¡Y funcionó!
1. Prepara tu cuerpo y tu mente
Cuando decidí empezar era consciente del torrente de emociones y estrés que se me venía encima. Cuando uno se propone un reto se moviliza todo el sistema. Salimos de nuestra zona de confort y nos enfrentamos a nuevas situaciones.
Así que para estar a mi mejor nivel, al máximo rendimiento, me preparé el cuerpo y la mente. Necesitaba tener mucha claridad mental para tomar las decisiones correctas y eso solo era posible preservando mi equilibrio todo lo que pudiera.
Comparto contigo lo que tuve en cuenta:
1. El deporte
A veces me cuesta controlar mi energía (hay días en los que soy un volcán), por lo que desde hace muchos años practico regularmente el ejercicio físico.
Cuando estoy ansiosa, o preocupada, o con la cabeza demasiado cargada, me pongo las zapatillas, me voy a correr y todo se pone en su sitio. Las endorfinas, además, me devuelven el optimismo. ¡Bienvenido buen rollo!
2. La meditación
Leí que en el Hospital General de Massachusetts, un hospital universitario de la Escuela Médica de Harvard, estudiaron los beneficios del yoga y la meditación: después de ocho semanas de práctica, decían, hay considerables beneficios en las zonas cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía, y el estrés.
Por eso me propuse hacer técnicas de relajación y meditar cada mañana por veinte minutos y hacer yoga dos veces a la semana aunque fuera en casa. Cuerpo flexible, destensado y ¡mente clara!
3. La alimentación
Desde hace tiempo intento minimizar en mi dieta el azúcar, el café (u otros estimulantes), las harinas blancas, y los lácteos. Refuerzo en cambio las frutas y verduras, los frutos secos, el pescado y los cereales.
Así mis digestiones son livianas y siempre tengo energía disponible, sobre todo para mi cerebro. ¿Sabías que este órgano representa sólo el 2% del total de nuestro cuerpo y que para funcionar demanda el 20% de las calorías que consumimos diariamente?
4. Cuida tus pensamientos
Además del cuerpo, mi entrenamiento consistió en poner a punto mi mente. ¿Qué fue lo que me sirvió?
Naturaleza
Una de las cosas que más me calma la mente es ir a la naturaleza. Por eso, en momentos de cambio, intento siempre que puedo hacer una escapada en busca de verde.
En vez de salir de fiesta, beber alcohol, trasnochar y sufrir la resaca, desplazo mi vida social a escenarios de campo o costa.
Inspiración
Hace unos años empecé a darme cuenta de que cuando veía tele basura o leía libros demasiado lúgubres, mi ánimo decaía. Era una especie de esponja que absorbe toda la información que tiene delante.
Así que intento cuidarme también en ese sentido: busco libros que me inspiren, que me animen, leo entrevistas a personas que han conseguido sus retos, que se propusieron un cambio y lo lograron.
Gente positiva
A lo mejor suena un poco radical pero en este momento de cambio intento mantenerme a cierta distancia de las personas negativas o quejosas.
Sé que lo que menos necesito es un, “uh, esto es muy difícil”, “no lo vas a conseguir”, “¡pero dónde te has metido, loca!”. Y comparto mi tiempo con aquellas personas que de algún modo admiro y que ven la vida como una ruta que explorar y de la que aprender y no un agujero negro lleno de trampas maléficas.
2. Aprende a gestionar tu tiempo
Además de preparar mi mente y mi cuerpo, me di cuenta de que un hecho diferencial era planificarme y gestionar mi tiempo para organizarme. Es mi segunda clave para afrontar con éxito un reto.
Una de las cosas más difíciles al empezar mi proyecto fue gestionar mi tiempo. Y es que no estamos muy acostumbrados a hacerlo porque a menudo son otros –tu jefe, tus clientes- quienes marcan cómo organizar nuestra jornada.
Cuando empecé mi blog, me encontré de repente en medio de un caos de dispersión y con el multitasking invadiendo todas mis horas.
Leí además lo que decían en la revista Nature, “nuestro cerebro es malísimo para manejar situaciones de multitasking. En cuanto dos tareas necesitan nuestra atención, no podemos hacer ambas sin que la productividad sufra.” Y eso me ocurrió. Mi rendimiento empezó a caer en picado. El tiempo se me pasaba volando y terminaba el día con muy pocos resultados.
Hasta que encontré dos herramientas que, literalmente, me transformaron la vida. ¿Cómo pretendía cambiar sin entender mejor cómo manejo mi tiempo?
Monitorizar y planificar. Pulir y encerar.
Lo primero que hice fue monitorizar mi día a día. Para eso utilicé una plantilla que me fue genial. ¿Y qué descubrí? ¡Un montón de cosas! Que no trabajaba tanto como creía, que perdía muchísimo el tiempo, que me pasaba el día estresada para tener muy pocos resultados, y que debía organizarme para cambiar esa situación.
Y en ese momento vino al rescate mi coach. Me dio el segundo dato crucial: planifícate, y me dio otra plantilla. Aquí te puedes descargar gratis las dos. El combo del éxito, como el “pulir y encerar” de Karate Kid, había resultado ser “monitorizar y planificar”.
Las ventajas de la planificación no tardaron en llegar. Primero, me subió el ánimo, porque cuando vi sobre el papel el desarrollo de todo el proyecto, me dije, “¡es posible!”.
Segundo, me dio más perspectiva, al ordenar las acciones en el tiempo pude evaluar mejor las posibilidades de cada movimiento y su repercusión.
Tercero, me dieron más tranquilidad. Si todo estaba bajo control, mi día era más relajado y yo resultaba mucho más productiva.
Leí hace poco un informe del Instituto de Estudios Económicos en el que decía que una de las razones por la que los emprendedores españoles tiran la toalla es, precisamente, la falta de planificación.
Por eso, siempre que puedo, le digo a todo el mundo, ¡monitoriza tu tiempo y traza un plan!
3. Acompáñate de buenos asesores
¿Eres de los que, cuando se pierde en la calle, prefiere no preguntar a nadie por dónde se llega a la dirección correcta?
Pues tengo que decirte que ahora, en pleno momento de cambio, tu tiempo y tu energía son oro, así que, ¡toma el camino más corto! Y eso, muchas veces, se traduce en dos palabras: pedir ayuda.
¿Quieres cambiar? ¡Dime con quién andas y te diré si llegarás lejos!
Cuando iniciamos un proceso solemos cometer el error de derrochar nuestro talento dedicando nuestro tiempo a tareas que desconocemos, y en las que, más bien, somos un poquito mediocres.
En vez de recurrir a alguien más experimentado que nos aporte soluciones eficaces nos perdemos en pequeñeces. ¿No te suena el caso del ingeniero que pierde sus valiosas horas retocando unas fotitos para la web de su negocio? ¿El artista que no acaba de dar el paso porque se enfrasca en mil tutoriales para saber cómo hacer un vídeo? Somos grandes profesionales pero pésimos empresarios.
En mi caso, me di cuenta de que iba a necesitar un apoyo para poder estrenarme como emprendedora. Quería tener una visión general de mi proceso de cambio. ¿Era viable económicamente mi proyecto? ¿cómo manejo mis incertidumbres? ¿Por qué no tengo tiempo suficiente?
La soledad del empresario
Por eso, siguiendo las recomendaciones de una buena amiga contacté con un coach. Y ahora entiendo lo fundamental que es contar con alguien que te provea de las herramientas que necesitas para afrontar los obstáculos.
Una compañía que te dé una mano sobre todo en los momentos flacos. Que te de un extra de confianza y seguridad para hacer posible que el proyecto tome forma, se asiente y ¡eche a volar! ¡No lo cambio por nada!
Los problemas siempre van a estar. Lo importante es cómo los gestionas
En esta aventura que es cambiar, a mí se sirvió mucho saber que podía intercambiar con mi coach ciertas opiniones: tener un interlocutor válido para poder abrir la mente, resolver dudas o, simplemente, para poder exponer y ordenar la maraña de ideas que ocupaban mi mente.
Si no expulsas a tiempo esos interrogantes internos, las piedritas en el zapato van complicando mucho la ruta.
¿Has oído hablar de “la soledad del empresario o del emprendedor”? Esa sensación que muchos la viven como vacío, miedo o angustia ante la incertidumbre. Por suerte, esas dudas y miedos se pueden compartir.
Yo, por ejemplo, le pregunté un día a mi coach:
—Juan, ¿tú qué piensas? ¿Existe el momento ideal para cambiar?
—No—Me dijo. —Es muy difícil que el entorno sea perfecto; lo más importante es cómo estás tú por dentro. Los problemas siempre van a estar. Todo depende de cómo los gestionas.
Descripción del autor: Ana Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog Y si de repente, donde vive distintos retos y, como un conejillo de indias, te lo cuenta día a día, en primera persona. Ha trabajado para medios como La Vanguardia, la cadena SER o Newsweek, pero ahora lo que de verdad le interesa es ayudar a los otros en lo que ella lleva años indagando: el cambio y los nuevos desafíos. Para conocer más puedes visitar su canal de Youtube y Facebook.
El mejor momento es hoy.. mas ninguno..