Cómo crear un huerto urbano y tener éxito con él (6 pasos)
Publicado el 23-03-2016¿Alguna vez te has planteado crear un huerto en tu propia casa, y hacer de ello un negocio?
Eso es lo que hoy vas a aprender con Mónica, la autora del genial blog Guía de Jardín, que te compartirá sus secretos para crear un huerto urbano e iniciar tu propio emprendimiento ecológico con él.
Es una tendencia de rabiosa actualidad, cada vez son más las personas que se suman a la opción de cultivar su propias hortalizas en casa.
Se aprovechan terrazas, patios, azoteas e incluso balcones para plantar hortalizas de consumo propio, cualquier rincón al exterior y soleado puede servir.
Y aunque parezca una simple moda establecida por las últimos movimientos culturales como hipsters, muppies y demás, lo cierto es que la agricultura existe desde el Neolítico y el huerto urbano no es más que una adaptación del cultivo tradicional a espacios más reducidos.
Cultivar hortalizas en casa no es complicado y hoy te voy a contar los aspectos fundamentales que debes considerar para crear tu propio huerto con éxito. Pero déjame explicarte primero los beneficios que puede proporcionarte cosechar tus propias hortalizas.
5 razones para cultivar un huerto urbano en casa
Desde hace años, se ha incrementado en Europa y los países desarrollados en general, un gran interés por lo ecológico. Vamos tomando conciencia de que lo natural debe prevalecer sobre lo sintético para mantener el medio ambiente y sobretodo, cuidar nuestra salud.
La mejor manera de saber lo que comemos con seguridad es cultivarlo nosotros mismos y buscamos los recursos necesarios para llevarlo a cabo, que además, no son muchos.
Si necesitas que te enumere algunos motivos por los que el huerto urbano es tan conveniente, no me va a costar mucho, soy una convencida de esta técnica y te voy a contar mis razones:
1. Comer productos recién cosechados
No hay hortaliza más deliciosa que la recién cogida: conserva todo su sabor y textura intactos porque desde que la recoges hasta que preparas el plato no ha pasado por almacenes, distribuidores y comercios. ¡Productos frescos a la puerta de tu casa!
2. Plantado con tus propias manos
Cuando recoges el fruto de la planta que sembraste o plantaste sientes una satisfacción especial. No es un trabajo duro, pero ha sido una tarea constante de cuidar y hacer el seguimiento diario para que no le falte riego ni atenciones al plantel que en su día sembramos.
El premio es ese tomate o esa lechuga que ocupa el plato central en la mesa, o esas espinacas con las que has preparado un sabroso potaje.
3. Una zona verde en casa
Hay quien tiene un jardín de flores, hay quien planta arbustos decorativos en las macetas de la terraza. Pero si tu pequeña zona verde personal te da frutos de los que alimentarte es una ventaja adicional.
Si tienes hijos seguro que es una lección de vida para ellos: aprenderán a amar la naturaleza y sabrán que si la cuidan, la tierra y las plantas tienen su recompensa.
4. Afición saludable y relajante
El huerto es una práctica terapéutica en diversos sentidos porque además de mantenernos en forma realizando algo de ejercicio físico, el contacto con la naturaleza es relajante y placentero.
5. Ahorro económico
No es que vayamos a dejar de comprar verduras por tener un pequeño huerto, probablemente no nos llegue para tanto las cosechas, pero sí que vamos a reducir la cantidad que compramos.
Además, nuestras verduras serán ecológicas y las verduras ecológicas son las más caras.
Cómo plantar un huerto urbano en 6 pasos
1. Comprueba tu espacio disponible
Las opciones dependen del espacio disponible pero básicamente necesitas tres cosas: contenedor, sustrato y semillas o planteles.
El contenedor que elijas depende de lo que quieras cultivar ya que cada planta necesita un tamaño determinado acorde a su tamaño y las raíces que desarrolla.
Los tomates, por ejemplo, producen mucha raíz y necesitan un contenedor grande mientras que las lechugas tienen raíces pequeñas y les basta una maceta menuda. Lo conveniente es informarse antes de hacer la compra y si tienes la opción de reutilizar algún recipiente, mejor que mejor.
Es recomendable utilizar un buen sustrato, el material que sostiene la planta y del que se alimenta. Cuando la huerta está en el suelo, la tierra es el sustrato que la sostiene, pero cuando hablamos de huertos en contenedor no es buena opción coger tierra del campo sino un sustrato preparado con buenos nutrientes para nuestras plantas.
En lo referente a las plantas hay dos maneras de conseguirlas: mediante semillas o comprando planteles. Las semillas todos sabemos que son, proceden del interior de los frutos y podemos conseguirlas de cosechas anteriores o comprándolas por primera vez.
En cualquier caso, si eres principiante es más aconsejable comenzar con planteles. Los planteles son las plantas jóvenes, son económicas y se pueden conseguir en la zona de huerto de algunos viveros, en cooperativas agrarias o en viveros online.
2. Busca una ubicación del huerto urbano
Las plantas necesitan la luz del sol para prosperar, crecer en buenas condiciones y producir frutos. La mayoría de las hortalizas necesitan muchas horas de sol directo al día, sobre todo aquellas que producen frutos grandes y de fuerte color como tomates, brócoli, berenjenas, fresas, etc.
Hay otras que pueden cultivarse con algo de sombra y aunque en tu terraza o balcón no le dé el sol todo el día, con unas horas bastará. En este caso puedes plantar habas, guisantes, escarola y algunas más. Y si el espacio del que dispones no recibe nada de sol pero es luminoso, puedes probar con acelgas, espinacas, lechuga, o rábanos que, entre otras, crecen bien a la sombra.
Ni que decir tiene que las hortalizas de sombra pueden plantarse también a pleno sol, pero las de sol no crecerán bien a la sombra. Si el huerto está en zona de sombra muy umbría quizás no haya ninguna posibilidad, con oscuridad no pueden prosperar las hortalizas.
3. Investiga qué tipo de riego usar
El riego es una cuestión tan relativa que cada uno ha de aprender a regar su huerto. El sustrato debe mantener la humedad necesaria para que las hojas se mantengan tersas, es algo que aprenderemos enseguida si observamos las plantas cada día. Depende de muchos factores, además del agua que absorben las plantas, el calor y el aire produce su evaporación.
Las macetas y contenedores grandes tardan más en secarse que las pequeñas y según el material de que estén hechas, este proceso será más o menos rápido. Los contenedores de plástico mantienen la humedad más tiempo que los de arcilla o barro cocido.
El riego es un tema delicado porque tanto la falta como el exceso de agua puede arruinar el huerto. El exceso de agua provoca que la raíz se pudra y la planta muera, así que hay que aprender a regar lo justo.
Cuando regamos las semillas no hay problema, con un suave riego diario que mantenga la tierra húmeda bastará. Cuando las plantas están desarrolladas es más complicado, a veces vemos las hojas lacias y pensamos que es falta de agua cuando simplemente es exceso de calor.
Puede suceder que durante las horas centrales del día las hojas de las hortalizas se pongan blandas y caídas debido al calor pero algo más tarde, al refrescar, se recuperen y vuelvan a su posición normal. No debemos regar cuando observemos esto.
Mi consejo es pecar por defecto, una planta se recuperará mejor de haber pasado sed que de haber estado inundada demasiado tiempo.
4. El abonado del huerto urbano
El abono sirve para devolver al sustrato los elementos que las plantas han tomado de él para nutrirse. Los principales elementos nutritivos son nitrógeno, fósforo y potasio, además de otros que las plantas absorben en menor cantidad, y todos ellos se reponen con fertilizantes.
En el mercado encontraremos fertilizantes orgánicos, aquellos de origen natural, y abonos de síntesis química, conocidos como abonos químicos.
La diferencia es que los orgánicos, además de aportar los nutrientes que las hortalizas necesitan, contribuyen a mejorar la estructura del suelo, mientras que los químicos van dejando residuos que arruinan el sustrato y al final no crece nada en él.
5. Controla las plagas
Cuando llega el buen tiempo hay multitud de insectos, virus y bacterias que se instalan en las plantas del huerto para alimentarse y vivir a sus expensas. Desde que el hombre cultiva la tierra ha tenido que enfrentarse a este problema que diezma las plantas y puede arruinar cualquier cosecha.
El huerto urbano no se salva de estas plagas y, en mayor o menor proporción, es normal que en las hortalizas aparezcan síntomas del ataque de algún parásito.
Para poder frenar una plaga es importante conocerla, ser capaz de reconocer de qué insecto u organismo se trata y así aplicar el remedio con el que combatirla.
Existen multitud de plagas:
- Insectos y ácaros: parásitos que chupan la savia o se comen los tejidos de la planta: pulgón, araña roja, trips, etc.
- Hongos: Oidio, mildiu, negrilla, roya, etc.
- Bacterias y virus: podredumbre, chacro, virus del mosaico, etc.
Los tratamientos son variados: existen productos específicos para tratar una plaga en concreto y otros de acción más amplia que permiten tratar más de un problema.
La lista es tan larga que no terminaríamos nunca si tratásemos uno por uno pero, como norma general, debemos aplicar siempre el tratamiento concreto para la plaga que hayamos detectado y evitar aquellos productos de amplio espectro.
Al igual que sucede con los fertilizantes, existen productos de tratamiento ecológicos que nos pueden servir para deshacernos de una plaga sin utilizar insecticidas y siempre es mejor inclinarse en primer lugar por esta opción y dejar los químicos en segundo lugar.
6. Únete a huertos comunitarios
Tras décadas de abandono de los campos y pequeñas explotaciones agrícolas cercanas a las ciudades, la crisis y la preocupación por mejorar la calidad de vida y el medio ambiente ha promovido la aparición de otro tipo de huertos de marcado carácter social.
Suelen ser huertos que se cultivan en solares cedidos por la administración local o alquilados a particulares y que se gestionan por asociaciones con fines de ocio y formativos.
Colegios, asociaciones de vecinos o de tercera edad son algunos de los usuarios de este tipo de huertos en los que se fomenta la convivencia y el contacto con la naturaleza para formar la conciencia ambiental, realizar actividades de ocio o mantener la calidad de vida.
El huerto urbano como oportunidad de negocio
Este resurgir del huerto en las ciudades está dando pie a nuevos modelos de negocio que suponen una oportunidad de emprendimiento en diversos aspectos: desde tiendas online que ofrecen productos de jardinería como abonos, semillas, planteles, herramientas, etc., hasta empresas de organización de fiestas y eventos centrados en la temática del jardín y el huerto.
Emprender un negocio de estas características implica tener ciertos conocimientos y ganas de relacionarte con la gente.
El público que suele acceder a estos negocios no son los agricultores del campo ni los que tienen conocimientos del tema, normalmente son personas que se acercan al huerto por afición y necesitan que alguien les asesore y les enseñe desde las nociones más elementales.
En los últimos años y a causa de la crisis, diversas plataformas sociales han conseguido sacar adelante a familias en paro gracias a los huertos sociales.
En un tiempo en el que las ganas de trabajar no faltan pero las oportunidades son escasas, la vuelta al cultivo de la tierra es una ocupación que puede proporcionar ingresos suficientes o incluso convertirse en un buen negocio si se sabe gestionar correctamente.
Soy Mónica, propietaria y editora del blog Guía de Jardín. Informática de profesión, me dedico a la jardinería por afición desde hace más de 20 años. Tengo un jardín pequeñito en casa en el que practico mi hobby y comparto mis experiencias en el blog. |
es fabuloso con estos tipos de huertos, en la casa, por que trae muchos beneficios, como por ejemplo lo tienes al alcance de la mano y frescos a la vez.
Absolutamente de acuerdo, Jose. El huerto casero es muy recomendable.
mil gracias, me parece que este tipo de temas aportan mucho a los
lectores. Pocas veces me doy el tiempo de leer un articulo hasta el final, y
esta vez lo he hecho, En hora buena!.
¡De nada, Antonella! Mil gracias a ti por tus palabras, ¡me alegraron el día! 😀